Este año (bueno, el anterior, me cuesta hacerme a la idea de que ya estamos en 2014) he participado en un concurso de mi instituto para el cual había que escribir un relato de terror que no ocupara más de un folio. Bueno, la temática de terror nunca ha ido mucho conmigo, no he leído casi nada de este género y por tanto no tengo mucha idea a la hora de escribir sobre esto... Pero me pareció un reto, así que decidí hacerlo igualmente. Lo he titulado Pobre incauta. Allá va, espero que os guste.
La mujer observaba desde su butaca el crepitar de la chimenea mientras escuchaba el atronador ruido de la tormenta que estaba teniendo lugar fuera. Cada cierto tiempo, un rayo iluminaba la estancia, dándole un aspecto tétrico.
Escuchó a alguien golpear en la puerta, así que se levantó, dispuesta a recibir a quién fuera que hubiese tenido ánimo de acercarse hasta aquella casa perdida en ninguna parte, sobre todo a esas horas y con aquel tiempo. Volvieron a golpear, esta vez con más insistencia. Abrió la puerta y... no había nadie. Sorprendida, cerró y pensó que sin duda habían sido imaginaciones suyas.
Volvió a sentarse en su butaca. Cansada, cerró los ojos, dispuesta a dar una cabezada, pero en ese momento escuchó pasos. ¿Pasos? "Es imposible", pensó, "en esta casa sólo vivo yo". Se levantó y fue en la dirección en la que había oído los pasos. Llegó a una de las habitaciones que tiempo atrás había ocupado uno de sus antepasados. Entró en ella y, de pronto, la puerta se cerró tras ella. Temblando, miró a su alrededor. La ventana se abrió con un golpe de viento y todas las velas se encendieron al mismo tiempo. Escuchó una risa amarga, tan terrible que sólo recordaba haber escuchado algo parecido en sus peores pesadillas.
-Pobre incauta que creía que podía venir aquí y salir con vida. Pobre incauta, pobre incauta, pobre incauta... -cantaban unas voces infantiles que parecían provenir de todas partes.
Se tapó los oídos y cerró los ojos gritando, deseando que todo aquello acabase, mientras una extraña silueta hecha de sombras alargaba unas garras para retenerla, sonriendo con siniestra satisfacción.
A pesar de no estar muy inmersa en este género literario, ¿qué os ha parecido? ¡Dejad vuestras opiniones en los comentarios!
Esto es todo, ¡hasta la próxima entrada!
sábado, 18 de enero de 2014
jueves, 16 de enero de 2014
Estrellas de tiempo
Bueno, con motivo de mi vuelta he decidido publicar uno de los relatos que he escrito en este tiempo. Lo he titulado "Estrellas de tiempo", aunque es un título provisional; no me parece que encaje mucho con la historia. Allá va, espero que os guste.
Había llegado hacía tan solo cuatro
meses, pero ya se había acostumbrado a las diarias sorpresas que
este nuevo mundo le tenía preparadas. Aunque eso de “nuevo” no
era un término muy acertado; seguía siendo el mismo planeta, pero
varios siglos más adelante. No tenía muy claro como había llegado
hasta aquel lugar, o mejor dicho, hasta aquella fecha, pero no había
perdido la esperanza de volver algún día a su época.
Recordaba el primer instante después
de llegar. Había mucho ruido, pero nada tenía que ver con la
algarabía de los días de mercado. Estaba aturdido por las luces que
veía por todas partes y, en un intento inútil, miró hacia el
cielo, esperando encontrar sus adoradas estrellas. Desconcertado, vio
un cielo sin estrellas, con una extraña luminiscencia. Más tarde
averiguaría que eso era a lo que llamaban “contaminación
lumínica”. Miró la todos lados en la busca de algún indicio de
que aquello no era más que una terrible y cruel pesadilla. Tras unos
instantes, se dio cuenta de que todo era dolorosamente real, que ya
no estaba en su queridísima aldea. En los siguientes meses echaría
mucho de menos los verdes campos que veía cada mañana, a su familia
y, sobre todo, pasar alguna que otra tarde bajo la higuera que
llevaba generaciones con su familia.
Pero enseguida esa nostalgia
desaparecería en favor de la curiosidad por conocer los grandes
avances que la humanidad había hecho en aquellos siglos. Su ansia
por aprender se vio satisfecha, ya que, poco después de aparecer
allí, un grupo de personas que habían llegado en las mismas
circunstancias le ayudaron a instalarse y a acercarse a las
costumbres de aquella época.
Pensando en todo esto, olvidó una de
las normas fundamentales que los niños de este siglo aprendían
desde bien pequeños: olvidó mirar la ambos lados antes de cruzar la
carretera. Justo antes de sucumbir a su fatal destino, le dedicó un
último pensamiento al hermoso cielo estrellado que se pasaba noches
enteras observando al lado de su higuerita, y sonrió con tristeza,
pues jamás lo volvería a ver.
Y tan rápido como llegó, se fue. No
quedó nada de él; se desvaneció en el aire tras ser golpeado por
el camión.
Nadie supo decir que le había pasado;
si simplemente había muerto o si había vuelto su época. Algunos
dicen que le pasaron ambas cosas a la vez, y tal vez no andan
desencaminados, pues desde aquel día alumbró una nueva estrella en
el cielo de su aldea, una estrella que centelleaba al observar a su
amada higuerita.
¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado? ¡Dejad vuestra opinión en los comentarios! Y... ¡hasta la próxima entrada!
PD: ¡Ahora tengo un Twitter para este blog! Podéis seguirme aquí.
¡Vuelta a casa!
He pasado mucho tiempo sin escribir aquí, y he decidido que ya es hora de retomar este blog. He dedicado este año (porque ha pasado un año, ¿no? ¡Guau!) a reflexionar y a descansar de todo, digamos que fue un año sabático. Pero ahora vuelvo con más ganas que nunca y con nuevos puntos de vista con respecto a mis relatos y a mi manera de escribir.
Por otra parte, tengo que comunicaros que no continuaré con la historia de La ciudad sin lluvia, ya no la siento como muy mía, ¿entendéis lo que quiero decir? Y, aún en el caso de que algún día decida continuarla, será dentro de mucho tiempo.
Además, he decidido darle un nuevo look a este blog, un poco más acorde a cómo soy ahora (porque en un año os puedo asegurar que he cambiado muchísimo...). También notaréis en mis próximos relatos el cambio de mentalidad que he tenido (bueno, ¡este blog lo empecé con doce años y ya tengo casi quince!) y probablemente deje de escribir relatos infantiles... aunque de vez en cuando alguno caerá jeje.
Debo admitir que estuve bastante tiempo dudando sobre si volver a este blog (me daba un poco de vergüenza haberlo dejado tan de lado y volver ahora...) o si hacer uno nuevo y empezar de cero, pero acabé deciciendo volver, ya que he invertido bastante tiempo aquí y me parecía una pena tirarlo todo por la borda.
¡Esto es todo por esta entrada! ¡Estoy encantada de volver después de este año sabático! ¡Hasta la próxima entrada!
Por otra parte, tengo que comunicaros que no continuaré con la historia de La ciudad sin lluvia, ya no la siento como muy mía, ¿entendéis lo que quiero decir? Y, aún en el caso de que algún día decida continuarla, será dentro de mucho tiempo.
Además, he decidido darle un nuevo look a este blog, un poco más acorde a cómo soy ahora (porque en un año os puedo asegurar que he cambiado muchísimo...). También notaréis en mis próximos relatos el cambio de mentalidad que he tenido (bueno, ¡este blog lo empecé con doce años y ya tengo casi quince!) y probablemente deje de escribir relatos infantiles... aunque de vez en cuando alguno caerá jeje.
Debo admitir que estuve bastante tiempo dudando sobre si volver a este blog (me daba un poco de vergüenza haberlo dejado tan de lado y volver ahora...) o si hacer uno nuevo y empezar de cero, pero acabé deciciendo volver, ya que he invertido bastante tiempo aquí y me parecía una pena tirarlo todo por la borda.
¡Esto es todo por esta entrada! ¡Estoy encantada de volver después de este año sabático! ¡Hasta la próxima entrada!
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