jueves, 16 de enero de 2014

Estrellas de tiempo

Bueno, con motivo de mi vuelta he decidido publicar uno de los relatos que he escrito en este tiempo. Lo he titulado "Estrellas de tiempo", aunque es un título provisional; no me parece que encaje mucho con la historia. Allá va, espero que os guste.


Había llegado hacía tan solo cuatro meses, pero ya se había acostumbrado a las diarias sorpresas que este nuevo mundo le tenía preparadas. Aunque eso de “nuevo” no era un término muy acertado; seguía siendo el mismo planeta, pero varios siglos más adelante. No tenía muy claro como había llegado hasta aquel lugar, o mejor dicho, hasta aquella fecha, pero no había perdido la esperanza de volver algún día a su época.
Recordaba el primer instante después de llegar. Había mucho ruido, pero nada tenía que ver con la algarabía de los días de mercado. Estaba aturdido por las luces que veía por todas partes y, en un intento inútil, miró hacia el cielo, esperando encontrar sus adoradas estrellas. Desconcertado, vio un cielo sin estrellas, con una extraña luminiscencia. Más tarde averiguaría que eso era a lo que llamaban “contaminación lumínica”. Miró la todos lados en la busca de algún indicio de que aquello no era más que una terrible y cruel pesadilla. Tras unos instantes, se dio cuenta de que todo era dolorosamente real, que ya no estaba en su queridísima aldea. En los siguientes meses echaría mucho de menos los verdes campos que veía cada mañana, a su familia y, sobre todo, pasar alguna que otra tarde bajo la higuera que llevaba generaciones con su familia.
Pero enseguida esa nostalgia desaparecería en favor de la curiosidad por conocer los grandes avances que la humanidad había hecho en aquellos siglos. Su ansia por aprender se vio satisfecha, ya que, poco después de aparecer allí, un grupo de personas que habían llegado en las mismas circunstancias le ayudaron a instalarse y a acercarse a las costumbres de aquella época.
Pensando en todo esto, olvidó una de las normas fundamentales que los niños de este siglo aprendían desde bien pequeños: olvidó mirar la ambos lados antes de cruzar la carretera. Justo antes de sucumbir a su fatal destino, le dedicó un último pensamiento al hermoso cielo estrellado que se pasaba noches enteras observando al lado de su higuerita, y sonrió con tristeza, pues jamás lo volvería a ver.
Y tan rápido como llegó, se fue. No quedó nada de él; se desvaneció en el aire tras ser golpeado por el camión.
Nadie supo decir que le había pasado; si simplemente había muerto o si había vuelto su época. Algunos dicen que le pasaron ambas cosas a la vez, y tal vez no andan desencaminados, pues desde aquel día alumbró una nueva estrella en el cielo de su aldea, una estrella que centelleaba al observar a su amada higuerita.


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